La Mediación es un método alternativo a la vía judicial, lo que significa que el problema no se va a tratar de resolver con demandas y en los Juzgados, sino con acuerdos y en el despacho del Mediador.
El mediador es una persona imparcial que, a diferencia de un Juez, no va a imponer una solución aplicando estrictamente la Ley y nombrando a una de las partes como la “vencedora” y a la otra como la “perdedora” del conflicto. Sino que este caso ambas partes pueden ganar siempre, ya que ellas son las que van a intentar alcanzar el acuerdo que más les favorezca con la ayuda de las técnicas del Mediador, que se enfocan principalmente en el trabajo de la escucha activa y la mejora de la comunicación asertiva.
Estamos hablando por tanto de una vía voluntaria a la que podemos acudir para solucionar conflictos privados como: problemas de amistad y convivencia, de vecindad y comunidad de vecinos, de actividad económica, conflictos familiares, controversias entre inquilinos y propietarios, responsabilidad por incumplimiento de contratos, reclamaciones de daños por responsabilidad extracontractual, etc.
Sus principales ventajas son:
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Podemos evitar el enfrentamiento y la enemistad al ser una vía amistosa, reforzando incluso las relaciones interpersonales.
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Logramos ver satisfechas otras necesidades personales que las Leyes y los Jueces no tienen en cuenta como, por ejemplo, las emociones y los sentimientos de cada persona.
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Los problemas pueden verse resueltos en cuestión de días o semanas, a diferencia de la vía judicial que siempre está colapsada.
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Resulta más económica que la vía judicial al no tener que pagar los honorarios de Abogados y Procuradores o las Costas judiciales.